Esta calle fue el resultado del derrumbe en el siglo XVI de unas casas ruinosas que se derribaron por orden del corregidor Luís Gaitán y que afeaban la vista de la iglesia del Carmen. Aún no tenía nombre cuando, al pasar el carruaje del corregidor y debido a la estrechez de la misma, quedó atrapado en ella y al hacer una maniobra para salir, la laza del carruaje se partió. Poco tiempo después a otro carruaje, esta vez el del presidente del Consejo de Indias, le ocurrió lo mismo dando como resultado que se rompiera la laza del carruaje.
A partir de hay, esta pequeña calle con tan solo números, empezó a llamarse Calle Rompelanzas.
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